Crítica de Petróleo Sangriento (There Will Be Blood)

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Para mi el cine es una arte y va más allá del mero entretenimiento; constituye una herramienta donde se pueden expresar infinidad de cosas. Creo que este medio debe despertar sentimientos cualesquiera que estos sean, cuestionamientos que te acompañen al salir de la sala y que sólo puedan ser respondidos mediante la reflexión. Sin embargo no es tan fácil y es que comúnmente el cine es despojado de sus virtudes para explotarse con productos insulsos aunque afortunadamente todavía existen proyectos que rescatan la esencia del cine; Petroleo Sangriento es uno de estos.

Este film basado en la novela Oil! de Upton Sinclair, nos sitúa en la Texas de principios del siglo pasado, donde la fiebre por el oro negro estaba en plano apogeo. Miles de personas buscaban la fortuna encontrando yacimientos y es precisamente un minero muerto de hambre de nombre Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis), quien de manera casual encuentra un pozo. Junto a su hijo H.W. inicia un exitóso negocio petrolero que los llevará al olvidado Little Boston en busca de la explotación del crudo. En este pueblo encontrarán a un pastor (Paul Dano) quien esta al frente de una importante congregación religiosa. Sin embargo el poder y la avaricia llevarán a Daniel a tocar los más oscuros abismos de la degradación humana.

Tengo que decir que estamos ante una gran, pero gran película. Quizás pueda catalogarse como una obra de arte, es un film que nos remonta a las sus producciones épicas de los 50´s. Su director Paul Thomas Anderson quien injustamente ha sido menospreciado y ninguneado por la taquilla y por los críticos, nos regala un apabullante relato de lo que provoca el poder en el ser humano. Este director se sale de sus terrenos acostumbrados (gran cantidad de actores dentro de las historias) para enfocarse en un solo actor quien lleva todo el peso de la trama.

Y en ese sentido Day-Lewis como siempre nos entrega una actuación rompemadres, este irlandés de apariencia introvertida y relajada, contrasta con todo lo que es el personaje de Plainview lo cual hace todavía más impresionante la metamorfosis que vemos en pantalla. Por otro lado Paul Dano hace el contrapeso perfecto, como el pastor obsesionado con la misión que según él le ha encomendado Dios y con el hecho de buscar el poder y la trascendencia. El jóven actor por momentos opaca a Lewis aunque al final toda la pieza es de este último y es más que merecido el Oscar ganado la noche del domingo.

La fotografía que también obtuvo premio Oscar es muy bella, los paisajes son áridos son mostrados de forma tal que impactan por lo que a lo largo de las casi tres horas de duración tenemos oportunidad de disfrutarla. Tiene muchos elementos técnicos dignos de admirarse, en especial la recreación del pueblo, que tardó aproximadamente tres meses en llevarse a cabo.

Tengo que decir que el ritmo por momentos es muy lento, llegando a desesperar a los menos pacientes, incluso los primeros 20 o 25 minutos iniciales transcurren sin diálogos, lo que nos puede dar una idea del tipo de producto ante el cual estamos. Realmente no es recomendable para todo el público, pero creo que es importante que se acerquen ya que es poco común que una película desarrolle de tal manera a todos los aspectos que intervienen en su realización.

Fue la gran olvidada de la noche de los Oscar pero no tengo duda de que con el paso de los años se le dará su justo valor y se convertirá en un referente, de hecho no dudo que hasta sea utilizada en las escuelas de cine respecto a como se debe hacer una película.

1 comentarios:

monica iglesias dijo...

coincido plenamente con vos, la pelicula es cine puro. me atrapo y no me cansó ni me impaciente en ningun momento. termina y empezas con las reflexiones. la actuación de los dos es memorable. te felicito por la crítica.

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