El género superheroico carga con el estigma de la poca calidad con la que los autores dotan a los personajes. Quizás es por esto que no es apreciado y simplemente se considera como un entretenimiento más. Pocas veces los creativos se arriesgan a introducir nuevos elementos a las mitologías de cada personaje quedándose en meros intentos y en etapas francamente malas. Está situación se da por montones en el cómic mainstream existiendo pocas excepciones a la regla, sin embargo existen ciertos genios que aportan ideas extrañas pero que saben embonar en los distintos títulos en los que trabajan. Nombres hay varios Alan Moore, Warren Ellis y aquél al que se le dedicará esté post: Grant Morrison.
Morrison de origen escocés inicia su carrera trabajando para Marvel UK así como para la 2000 A.C. Debido al potencial que desprende es llamado por la división para adultos de DC cuyo nombre es Vertigo para comenzar su carrera en América guionizando Animal Man (personaje que fue retomado en la pasada 52), etapa en que se pone en manifiesto las historias inteligentes y fuera de lo común que se desprenden de su cabeza. Continúa en la Doom Patrol y en la miniserie derivada Flex Metallo donde colabora con un asiduo en su carrera y curiosamente de origen escocés Frank Quitely.
Coicidiendo con el lanzamiento de la primera película de Batman se encarga de la novela gráfica Arkham Asylum muy exitosa interpretación del caballero nocturno en la cual está centrada en el mítico asilo un día de los inocentes con Joker al mando de una revuelta de internos exigiendo la presencia de Batman quien se verá atormentado por sus demonios y por la duda de su salud mental. A su vez se relata la triste historia del fundador de Arkham.
Esta pone en manifiesto la capacidad para adaptarse a personajes establecidos sin por ello dejar de aportar nuevos enfoques. Vemos como Batman no es precisamente el más cuerdo de su particular universo y bien podría estar encerrado a lado del payaso del crimen. Dave McKean complementa la historia con sus delirantes trazos, los cuales fueron inmortalizados en las portadas de la imprescindible Sandman también de Vertigo.
Posteriormente realiza trabajos personales como The Invisibles donde una célula que le da el título al cómic combate con una serie de dioses que intentan esclavizar a la raza humana. Aunque pareciera una trama trillada realmente es una muestra de las ideas extravagantes llenas de violencia y sexo. Como dato curioso se dice que los hermanos Wachoswski se inspiraron en ella para crear la tan amada-odiada serie de Matrix.
También realiza la miniserie de 13 números llamada The Filth donde las ideas más extrañas se condensan en una obra llena de excesos y absurdos, que sin embargo sirve para entender al autor.
Finalmente realiza un correcto relanzamiento de la JLA que se convierte en un éxito por la simpleza con que es tratada esta formación de la Justice League, devolviéndole la importancia que había perdido.
Cuando parece que su trabajo en DC es sólido, decide que es hora de tratar con los personajes de la competencia, etapa de la que se hablará en el siguiente post.
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